. . . nin cal nin otra cosa nenguna en las aguas como muera el pescado . .
. ”.
Así reza la Ley que, promulgada
ni más ni menos que por Alfonso X El
Sabio en 1255 [1], constituye la primera referencia al uso de plantas ictiotóxicas
(etimológicamente, venenosas para los peces) en España. Ley que demuestra que, pese
a lo que pueda pensarse y a lo que yo misma creí hasta 1996, año en el que
inicié mis investigaciones sobre pesca furtiva en León, esta práctica no es
exclusiva de la prehistoria o de la Amazonía, sino que también se ha dado, y frecuentemente,
créanme, por estos lares.
Una de las cosas que más llama la atención cuando uno se adentra en el
pintoresco mundo de las plantas ictiotóxicas, es descubrir el gran número de
ellas que se han utilizado tradicionalmente en nuestro país, tal como se
muestra en la siguiente Tabla:
Familia
|
Plantas
|
Nombres vulgares
|
Apocynaceae
|
Nerium oleander L.
|
Adelfa
|
Cannabaceae
|
Cannabis sativa L.
|
Marihuana
|
Humulus lupulus L.
|
Lúpulo
|
Caryophyllaceae
|
Saponaria spp.
|
|
Euphorbiaceae
|
Euphorbia spp.
|
|
Juglandaceae
|
Juglans regia L.
|
Nogal
|
Liliaceae
|
Urginea maritima (L.) Baker
|
Cebolla
albarrana
|
Veratrum album L.
|
Hierba del
ballestero
|
Menispermaceae
|
Anamirta cocculus (L.) Wight & Arn.
|
Coca, coca de
Levante
|
Plumbaginaceae
|
Plumbago europaea L.
|
Belesa, hierba
matapeces, matapeces
|
Ranunculaceae
|
Helleborus foetidus L.
|
Heléboro
|
Salicaceae
|
Populus sp.
|
|
Scrophulariaceae
|
Antirrhinum spp.
|
|
Digitalis purpurea L.
|
Digital
|
Scrophularia spp.
|
|
Verbascum spp.
|
Barbasco, gordolobo,
matapeces, verbasco
|
Solanaceae
|
Datura stramonium L.
|
Estramonio
|
Hyoscyamus spp.
|
Beleño
|
Thymelaceae
|
Daphne gnidium L.
|
Torvisco
|
Umbelliferae
|
Conium maculatum L.
|
Cicuta
|
Oenanthe crocata L.
|
Nabo del diablo
|
Thapsia villosa L.
|
Cañaheja
|
Tabla.- Plantas ictiotóxicas usadas en España.
Si por mí fuera, lo confieso, no
tendría ningún inconveniente en explayarme a placer hablando detenidamente de
todas y cada una de estas plantas. Sin embargo, como no quiero saturarles de
información, me limitaré a centrarme en unas pocas: aquellas que, por una u
otra razón, resultan especialmente interesantes. Y vamos a empezar por las que,
sin duda alguna, pueden considerarse las plantas ictiotóxicas por excelencia.
Es decir, los verbascos.
Los verbascos, también conocidos
popularmente como barbascos, gordolobos o matapeces (¡jamás un nombre fue tan
apropiado!) pertenecen al género Verbascum
(familia Scrophulariaceae) (Fotografía
1) y de ellos podemos decir, sin riesgo de equivocarnos, que han sido las
plantas ictiotóxicas más usadas en España. De hecho, fíjense ustedes si han
sido usadas, que el envenenamiento de las aguas con verbascos ha dado lugar a
un verbo, enverbascar, que no sólo se
utiliza hoy para referirse a la pesca con estas plantas [2]. Por otro lado,
conviene resaltar el hecho de que, en América, e indudablemente por influencia
española, varias especies de Lonchocarpus
(Leguminosae), plantas utilizadas
para pescar en el Nuevo Mundo, son denominadas vulgarmente barbascos o
verbascos [3].
Fotografía 1.- Verbasco (Verbascum thapsus L.). GÓMEZ de ORTEGA (1784) dice hablando de esta planta: “Una prueba de que la eficacia de esta planta en apaciguar los dolores no proviene sólo de su virtud emoliente se puede deducir del efecto que produce en la pesca, que amortigua [deja sin sentido] indubitablemente si se echa en los estanques y ríos embalsados” [4]. Fotografía: Jaime GILA.
Casi tan usada como los
verbascos ha sido Plumbago europaea L. (Fotografía 2). Perteneciente a la familia Plumbaginaceae,
esta planta es más conocida como hierba matapeces, matapeces o belesa, habiendo
sido este último nombre el origen de la palabra embelesar. Lógico, si se tiene
en cuenta que, según la RAE (2001), este verbo significa “cautivar los sentidos” [5] y que la belesa contiene una sustancia
que adormece a los peces. Algo a lo que alude el insigne botánico Casimiro
Gómez de Ortega en el siguiente fragmento de su Continuación de la Flora Española, ó Historia de las plantas de España,
que escribia Don Joseph Quer (1784):
“ . . . echada en los ríos y balsas produce los efectos de la coca de
Levante [Anamirta cocculus (L.) Wight & Arn., Anamirtaceae], amortiguando [dejando sin sentido], ó, embelesando la pesca, por cuya razón está prohibido su uso” [6].
Fotografía 2.-
Belesa (Plumbago europea L.). LOSCOS
& PARDO (1866-1867) dicen que esta planta se utilizaba para emborrachar a
los peces, que se cogían en abundancia, pero que no podían comerse sin peligro
[7]. Fotografía: Jaime GILA.
La coca o coca de Levante, la
única planta ictióxica utilizada tradicionalmente en España que no vive en
nuestro país, procede del sureste asiático y ya era usada para pescar en la
Europa del siglo XVI [8, 9, 10, 11]. Por otra parte, esta enredadera es
mencionada por la Real Cédula de 3 de Marzo de 1769 “de su Majestad Carlos III y señores del Consejo” que prohibía
terminantemente la pesca con “ingredientes
ponzoñosos”. Ingredientes entre los que se incluía una planta de la que,
seguramente, jamás hubieran sospechado: el beleño (Hyoscyamus spp., Solanaceae)
(Fotografía 3). Y digo ésto porque, si por algo es conocida esta hierba no es
precisamente por sus propiedades ictiotóxicas, sino porque, debido a los
alcaloides alucinógenos que contiene, ha sido una de las plantas empleadas para
elaborar el ungüento de las brujas, la
famosa pomada responsable de los trances que se experimentaban durante los
aquelarres.
Fotografía 3.- Beleño (Hyoscyamus nigra L.). Debido a los
alcaloides alucinógenos que contiene, esta hierba ha sido una de las plantas
empleadas para elaborar el ungüento de
las brujas. Fotografía: Emilio BLANCO.
Ya que con los estados alterados
de conciencia (para la peña, colocones) hemos topado, toca hablar ahora de otras
dos plantas utilizadas por nuestros furtivos: el estramonio (Datura stramoniun L., Solanaceae) (Fotografía 4) y la
marihuana (Cannabis sativa L., Cannabaceae) (Fotografía 5). De la
primera, deben saber que ha sido otra de las hierbas de las brujas. En cuanto a
la segunda, creo que es de sobra conocida por todos. Por eso, lo único que voy
a contar sobre ella es que, durante el siglo XVI, los pescadores italianos e ingleses
la utilizaron para sacar las lombrices de la tierra y poder usarlas como cebo.
De ahí que estos últimos la llamaran angler´s
weed (hierba del pescador) [12, 13].
Fotografía 4.- Estramonio o
hierba de las brujas (Datura stramonium
L.). Fotografía: Emilio BLANCO.
Fotografía 5.- Marihuana (Cannabis sativa L.). Durante el siglo
XVI, los pescadores italianos e ingleses utilizaron esta planta para sacar las
lombrices de la tierra y poder usarlas como cebo [14, 15]. Fotografía: Emilio BLANCO.
Bien, llegados a este punto, y visto
lo visto, creo que ya va siendo hora de concluir este artículo. Sin embargo, no
puedo terminar sin abordar dos cuestiones muy importantes relacionadas con
nuestras plantas ictiotóxicas. Una, su peligrosidad para el hombre. La otra, su
empleo en la actualidad.
Todas las plantas venenosas
usadas para pescar en España son tóxicas para el ser humano y algunas, incluso,
potencialmente mortales [por ejemplo, la adelfa (Nerium oleander L., Apocynaceae),
el digital (Digitalis purpurea L., Scrophulariaceae) o la cicuta (Conium maculatum L., Umbelliferae)]. Por eso llama la
atención que, en los 16 años que llevo trabajando en este tema, sólo en el caso
de la belesa haya encontrado información sobre la posible peligrosidad que su
utilización supone [16]. Esta escasez de datos podría deberse a que la toxicidad
de estas plantas quizá disminuya, o incluso desaparezca, con el tiempo o al
cocinar el pescado.
Pese a que el empleo de plantas
ictiotóxicas ha sido algo muy frecuente en nuestro país, ésta es una práctica
que ha caído en desuso. Lo cual pudiera ser debido:
1. A que la
correcta utilización de tales plantas entraña conocer una serie de secretos que
en la actualidad sólo están al alcance de aquellas personas más arraigadas a las
tradiciones, las cuales, como bien sabemos los etnobotánicos, cada vez son
menos.
2. A la vigencia
de otras modalidades de pesca furtiva más modernas y rentables. Modalidades de las que es mejor no hablar y que a día de
hoy son las preferidas de todos aquellos individuos que, sin duda alguna
merecen, más que los verbascos, la belesa o la que estas líneas suscribe, el
nombre de matapeces.
Beatriz T. Álvarez vulgo Matapeces
- A El Diario del Jardín Botánico, por permitirme reproducir en esta
entrada el artículo que me fue publicado en el número 6 de este periódico, al
cual se puede acceder pinchando en el siguiente enlace:
http://hdl.handle.net/10261/73550
- A Ana MECO MOLINA, ambientóloga y miembro del “Grupo de Investigación del Agua”.
- A Raúl DIAZ SALAZAR, coordinador del espacio “Ecología de andar por casa” (Radio Daimiel).
- A Mercedes MOLINA CAMIO, empleada del FROM.
- A Emilio BLANCO CASTRO y Jaime GILA MARAZUELA, por cederme amablemente las fotografías que acompañan esta entrada.
BIBLIOGRAFÍA CITADA
[1] DÍEZ, F. A. (1985). Notas
previas al diario de un pescador. In: J.
Pariente Díez, 50 años de historia a la
orilla del río. Memorias de un pescador leónes de truchas: 3-12. León.
[2] RIVERA, D. & C. OBÓN
(1991). La guía de INCAFO de las plantas
útiles y venenosas de la Península Ibérica y Baleares (excluidas medicinales). Las
Guías Verdes de INCAFO 7. INCAFO. Madrid.
[3] BLANCO, E. (1995). Plantas
insecticidas de uso agrícola e industrial. Quercus
115: 6-7.
[4] GÓMEZ de ORTEGA, C. (1784). Continuación de la Flora Española, ó
Historia de las plantas de España, que escribia Don Joseph Quer. Tomo V.
Madrid.
[5] RAE (2001). Diccionario de la lengua española. Tomo I
(a/g). Espasa Calpe. Madrid.
[6] GÓMEZ de ORTEGA, Op. cit.
[7] LOSCOS, F. & J. PARDO
(1866-1867). Serie imperfecta de las
plantas aragonesas espontáneas, particularmente de las que habitan en la parte
meridional. Imp. de Ulpiano Huerta. Alcañiz.
[8] FORMAN,
L. L. (1986). Anamirta. In: C.G.G.J.
van Steenis (ed.), Flora Malesiana I,
10 (2): 211-215. Martinus Nijhoff Publishers. Dordrecht, Boston, Lancaster.
[9]
HOFFMANN, R. C. (1997). Fishers´ craft and
lettered art. Tracts on fishing from the end of the Middle Ages. Toronto
medieval texts and translations 12. University of Toronto Press. Toronto,
Buffalo, London.
[10] QUISUMBING,
E. (1978). Medicinal plants of the Philippines. Kata Publishing. Quezon City.
[11] SANTA MARÍA, F. de (1863). Manual de medicinas caseras para consuelo de
los pobres indios, en las provincias y pueblos donde no hay médicos ni botica. Imp.
de Sto. Tomás. Manila.
http://bit.ly/12ay8LH
[12] FONT QUER, P. (1992). Plantas medicinales: el Dioscórides
renovado. Labor. Barcelona.
[13] SCHULTES, R. E. & A.
HOFMANN (1982). Plantas de los dioses.
Orígenes del uso de los alucinógenos. Fondo de Cultura Económica. México.
[14] FONT QUER, Op. cit.
[15] SCHULTES & HOFMANN, Op. cit.
[16] LOSCOS & PARDO, Op. cit.
ÁLVAREZ, B.
T. (1998). Plantas tóxicas usadas para pescar en nuestros ríos. Quercus 147: 36-37.
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ÁLVAREZ, B.
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Italia)
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continentales de España: 81-91. 2 ª edición (1 ª edición en 2001).
Dirección General de Conservación de la Naturaleza, Secretaría General de Medio
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CSIC. Madrid.